La Oración que olvidamos



Bajo la cosmovisión "cristiana", oración es igual a muchas cosas, pero principalmente y sencillamente podríamos decir que orar es "Hablar con Dios", nada mas y nada menos.

Pensando en esto y pensando también en todas los tipos posibles de oración que existen (ya que las hay tan variadas como personas hay en el mundo), debo decir que muchas de ellas se encuentran bajo la columna del "pedir", otras en las del "agradecer", y otras en la columna de "la terapia", es decir; oro contándole a Dios mis problemas, lo que siento, lo que pienso, lo que me pasa, y porque creo que pienso y siento como lo hago. Como en alguna ocasión escuché, le contamos a Dios nuestro "rollo". Esperando por supuesto, una solución posible a mi situación y porque no también, ayuda, consuelo, bienes, etc, etc. 
Dicho esto, también debo confesar que esto ha sido 100% verdadero a lo largo de mi vida.
Pero hay una oración que creo nos hemos olvidado de hacer, que es verdadera, que es poderosa y que se encuentra en la Biblia en variadas ocasiones, en donde el protagonista principal no es el que ora, si no el Dios que se manifiesta.

Hablar con Dios entonces puede ser una gran oportunidad, el gran "momentum" (impulso), un gran suceso (Big bang)... o simplemente puede llegar a convertirse en parte de una rutina sin sentido.

Cuando pienso que hay una oración que los creyentes fuimos abandonando poco a poco, me estoy refiriendo a la que dice "Heme aquí", dos palabras que tienen el poder de atraer todo lo de Dios hacia mi y de llevar todo lo de mi hacia él. "Heme aquí" es probablemente una de las declaraciones mas poderosas que podemos hacer frente al Dios omnipotente, omnipresente y omnisciente, ya que esto significará que no queda nada entre él y yo, que estaré a su disposición, que estoy consciente (y aun mas allá de mi mismo) de que ya no estaré bajo mi propio dominio, sino que ahora mi dependencia vendrá de alguien mas, en este caso del creador de todo lo que existe. Heme aquí significará entonces que mi destino estará determinado por su respuesta, lo que él diga será determinante y marcará el curso de mi vida para siempre; mis planes, mi agenda, mis deseos, mis opciones ... TODO quedará supeditado a lo siguiente después de decir estas dos palabras "HEME AQUÍ" o sencillamente: AQUÍ ESTOY.



 

Comentarios

Entradas populares