Ocupantes iLegales


En el libro de Mateo capitulo 21 vs. 12 al 17 leemos como Jesús entrando en el templo de Dios voltea las mesas de los cambistas, a los que compraban y vendían, y tira las sillas de quienes vendían palomas. 

Al templo que Jesús llama "la casa de su padre" las personas lo habían convertido en una "cueva de ladrones". En otras palabras, era la guarida preferida de estos delincuentes quienes ocupaban un lugar que no les correspondía realizando allí actividades ilícitas, transformando la casa de Oración a Dios en un lugar de ocupantes ilegales. 
Cuando la biblia nos enseña sobre la casa de Dios, también se refiere a nuestro corazón. Este es el lugar que fue diseñado por Dios para hacer fluir allí su vida. La casa de Dios es un lugar de oración, porque es un lugar de comunión, la oración me lleva a la intimidad, en la casa de Dios puedo tener intimidad con Dios y cuando tengo comunión e intimidad con él fluye alabanza de mis labios. 
Guardar el corazón es sin lugar a dudas lo mas importante sobre el resto de las cosas que podamos atesorar en la vida, pues de allí fluirá la vida, la vida de Dios en mi. 
En la casa de Dios puedo darme a conocer a él y él a mi, y esto a través de la oración de corazón. 
Pero este templo (corazón) estaba ocupado, y los que intercambian debían ser desalojados, los que venden ilusiones deben ser desalojados, los que solo están allí por intereses personales y egoístas deben ser desalojados. A quienes aman el dinero hay que sacarlos y solo si Jesús entra en la casa (corazón) del hombre y la mujer, puede hacer sacar a estos ladrones de vida.
Lo extraordinario es que cuando Jesús entra en la casa ocurren milagros. Cuando Jesús entra en la casa los enfermos son sanados. Los discapacitados se vuelven capacitados! Los jóvenes levantan una nueva canción y reconocen al Señor. Aleluya! El es hacedor de maravillas.
Como siempre un grupo de religiosos que habían leído las escrituras siempre, pero sin revelación, se indignaron y comenzaron a cuestionarlo todo. Lo cual no es de extrañar ya que si leemos la palabra de Dios, pero esta no se imprime en nuestro corazón, revelándose a nuestro espíritu, entonces es posible que tengamos la letra pero sin vida. 
La historia concluye con Jesús respondiendo a estos, SI yo escucho! y por eso sale a la ciudad, sale al mundo a salvarlo. Salió a ti y a mi para entrar en nuestro corazón y darnos vida. 


 
 

 

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